Ingredientes:
500 g de harina de trigo
10 g de sal
250 ml de agua fría
350 g de mantequilla fría (no derretida)
1 cucharadita de vinagre (opcional, ayuda a mejorar la elasticidad)
Preparación:
1. En un bol grande, tamiza la harina y añade la sal.
2. Agrega el agua fría poco a poco (si quieres, puedes mezclar el vinagre con el agua) y comienza a amasar hasta que obtengas una masa suave y homogénea. No amases en exceso, solo lo suficiente para que los ingredientes se integren bien.
3. Haz una bola con la masa, envuélvela en plástico o papel film y déjala reposar en la nevera durante unos 20-30 minutos.
4. Coloca la mantequilla fría entre dos hojas de papel para hornear o plástico y, con un rodillo, aplástala suavemente hasta que quede con un grosor uniforme, formando un rectángulo de unos 1-1.5 cm de grosor. Guarda la mantequilla en la nevera mientras preparas la masa.
5. Saca la masa del refrigerador y, sobre una superficie ligeramente enharinada, extiende la masa en forma de rectángulo, aproximadamente el doble del tamaño de la mantequilla.
6. Coloca la mantequilla en el centro de la masa. Dobla los bordes de la masa hacia el centro, cubriendo completamente la mantequilla, como si fuera un sobre.
7. Con el rodillo, extiende la masa en un rectángulo grande (aproximadamente 60 cm de largo). Es importante que el proceso sea suave para que la mantequilla no se derrita ni salga.
8. Dobla la masa en tres partes, como si doblaras una carta (pliegue simple). Gira la masa 90 grados y repite el proceso: estira nuevamente en un rectángulo largo y vuelve a doblar en tres partes.
9. Envuelve la masa en plástico y déjala reposar en la nevera durante unos 30 minutos.
10. Repite el proceso de estirar, doblar y refrigerar al menos 4-6 veces para obtener varias capas. Es importante refrigerar la masa entre cada pliegue, así la mantequilla se mantiene fría y no se mezcla con la masa.
11. Tras realizar el último pliegue, deja reposar la masa en la nevera por al menos 1 hora antes de usarla.