Ingredientes:
3 huevos
500 g de harina de trigo
125 ml de leche
125 ml de aceite de oliva suave (o girasol)
125 g de azúcar
Ralladura de 1 limón o naranja
1 sobre de levadura química (polvo de hornear, 16 g)
1 chorrito de anís o esencia de vainilla (opcional)
Aceite para freír (girasol o oliva suave)
Azúcar extra para rebozar
Preparación:
1. En un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa y blanquecina.
2. Añade la leche, el aceite y la ralladura de limón o naranja. Si usas anís o esencia de vainilla, agrégalo también en este paso.
3. Tamiza la harina junto con la levadura química y agrégala poco a poco a la mezcla líquida. Mezcla hasta que consigas una masa homogénea y suave. La masa debe ser manejable pero un poco pegajosa.
4. Cubre el bol con un paño limpio y deja reposar la masa durante 15-20 minutos para que se asiente.
5. Con las manos ligeramente enharinadas, toma pequeñas porciones de masa y forma bolitas del tamaño de una nuez. Luego, haz un agujero en el centro con los dedos y estira un poco para darles forma de rosquilla.
6. Calienta abundante aceite en una sartén profunda o cacerola a fuego medio-alto (160-170ºC). Cuando el aceite esté caliente, fríe las rosquillas en tandas. Asegúrate de no llenar demasiado la sartén para que no baje la temperatura del aceite.
7. Fríe las rosquillas hasta que estén doradas por ambos lados, dándoles la vuelta cuando sea necesario. Tardarán unos 2-3 minutos por cada lado.
8. Saca las rosquillas del aceite con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
9. Mientras aún están calientes, rebózalas en azúcar para que se adhiera bien.
10. Deja que se enfríen completamente antes de servir. Puedes acompañarlas con una taza de café o chocolate caliente.